Un mes después de la detención de Soto, su padre, militar retirado, desaparece misteriosamente en una carretera entre Nuevo León y Tamaulipas, en el noreste de México. Lucía, la madre de Soto, culpa a su hijo de la desaparición y le pide explicaciones.
Francisco Soto, teniente retirado del Ejército Mexicano, no deja de trabajar. Es parte del equipo de seguridad de Los Huracanes del Norte, uno de los grupos de música norteña más importantes. Los acompaña en las largas giras por carretera que hacen en todo el país. Después de hablar con su hijo en las oficinas de la fiscalía de delincuencia organizada, Soto padre aprovecha una gira del grupo para ir al batallón en Saltillo. Quiere averiguar qué pasó y por qué lo arrestaron. Habla con el comandante del cuartel, pero no le dice nada. Antes de poder ver a su hijo otra vez, vuelve a salir por trabajo. Es otra gira, que ocurre un mes después del arresto de Soto.
Después de un concierto en San Luis Potosí un retén detiene a todo el convoy de Los Huracanes del Norte, que incluye un autobús y un tráiler con el equipo y los instrumentos. Unos kilómetros más adelante la camioneta del teniente Soto es detenida y él desaparece. Su esposa Lucía no entiende lo que pasa y pide explicaciones, pero nadie le sabe decir cómo desapareció su esposo, ni mucho menos dónde está.
Escuchamos la versión de Heraclio García, fundador y líder de Los Huracanes del Norte. Recuerda al teniente Soto con cariño y como una linda persona. Dice que la caravana pasó por dos retenes y que la Suburban azul de los escoltas fue detenida en el segundo. El manager de Los Huracanes dice que el chofer del autobús vio cómo unas camionetas encapsularon la Suburban en la que viajaba el teniente Soto.
La señora Lucía dejó de visitar a su hijo en el Centro de Arraigo porque pasó esas semanas buscando ayuda, interponiendo quejas y pidiendo apoyo de las autoridades. Un día se presenta en el Arraigo y le reclama a Soto. Está segura que la desaparición de su esposo tiene que ver con el arresto de su hijo. Meses después, tras denuncias, quejas y solicitudes de ayuda, la camioneta en la que viajaba el teniente Soto es encontrada y, luego, su cuerpo en una fosa clandestina.